Los aficionados a las computadoras de ajedrez siempre estamos hablando del Elo. Comparando unas máquinas con otras, elaborando listas de Elo según el tipo de partida y enfrentándolas entre ellas para fijar ese valor al que consideramos su nivel de juego.
En realidad, el nivel de juego de una computadora de ajedrez nunca cambia. Lo argumentamos a continuación.
Las máquinas se comercializan con un Elo determinado que es algo más de marketing de las marcas que otra cosa ya que cuando los aficionados enfrentamos unas máquinas contra otras, la mayoría de las veces, ese valor resulta hinchado y así confeccionamos nuestras listas Elo para acercarlas a lo que podría ser su valor real.
Tenemos que tener claro que el Elo es un valor estadístico y al enfrentar las computadoras contra otras va variando según quién gane o pierda partidas. Su nivel de juego es el mismo pero su Elo a nivel estadístico cambia en las listas que lo reflejan por lo que es lógico afirmar que si una máquina juega de una determinada manera y tiene un nivel de juego en concreto, ese nivel nunca va a subir ni bajar. Las máquinas dedicadas no aprenden ni desaprenden, por lo tanto podemos decir que no suben su nivel de juego ni lo bajan. Los jugadores humanos sí que mejoramos nuestro juego o bajamos en nuestro nivel porque olvidamos aperturas o nos tiramos tiempo sin jugar con lo que perdemos práctica. Una computadora siempre sabe las mismas aperturas y ni se desentrena ni se prepara mejor al jugar muchas partidas. Todavía menos se muestra nerviosa, cansada o tiene un mal día.
Por lo tanto, el Elo de las máquinas de ajedrez es un valor relativo. No hay mayor ejemplo que darnos cuenta de que existen diferentes listas Elo según el tiempo al que juguemos la partida por lo que una máquina puede tener uno a partidas de torneo y otro muy distinto a partidas blitz. Insistimos en que el nivel de juego de una máquina no disminuye ni aumenta porque la máquina no desaprende lo que ya sabe ni tampoco aprende a jugar mejor, pero como las enfrentamos unas contra otras, ese valor estadístico disminuye o aumenta en función de sus resultados en torneos o enfrentamientos.
Además el Elo de las listas que reflejan las partidas de máquinas contra máquinas no tiene que ser el mismo que el de las máquinas contra humanos. Por ejemplo, hay máquinas que se prepararon específicamente para que ganaran a otros rivales computerizados en los torneos y mundiales; y hay máquinas de las que sus creadores alardean que juegan mejor contra humanos.
En definitiva, el Elo no es un dato tan sumamente importante. Que una máquina tenga más que otra no quiere decir (salvo que tengan mucha diferencia) que la de menor Elo no pueda ganarle alguna partida a la superior. Estamos más que acostumbrados a que esto ocurra cuando las enfrentamos. A un número considerable de partidas lo normal es que gane la de mayor Elo pero a una única partida nunca se sabe quién puede ganar, exceptuando que tengan un valor Elo muy distanciado entre ellas. ¿Entonces es mejor una máquina que otra porque tenga más Elo? Rotundamente no.
Lo importante para el aficionado común no debería ser el Elo de la máquina sino que para jugar contra ella, es más importante que tenga nuestro nivel, que nos gane y que también podamos ganarle aunque sea restando su fuerza con las opciones del programa. No vamos a decir que una máquina de alto valor Elo no es interesante, ¡claro que lo es!, pero también puede ser atractiva por otras cosas como su estilo, sus debilidades o sus fortalezas aunque el valor estadístico del Elo se haya convertido en la vara de medir que muchas veces tenemos los aficionados para con ellas. ¿Qué más nos da que una máquina tenga un gran valor Elo si no nos gusta porque es fea de aspecto o incómoda de usar, si nos aburre su juego, si nos desmoraliza que siempre nos gane o si simplemente nos da igual el Elo a nivel de torneo porque siempre jugamos partidas blitz?
No olvidemos que hay una manera más, digamos científica, de sacar el Elo de las máquinas que en las partidas o torneos y es con los tests específicos que evalúan el tiempo en que los resuelven. Es un valor más concreto y objetivo aunque también es cierto que la resolución de un test en determinado tiempo no es un dato sacado de una partida sino de enfrentar a la máquina contra ese test o problema para su resolución. Aquí no está jugándose puntos contra otro rival computerizado de mayor o menor fuerza, si no que su valoración Elo saldrá del tiempo que utiliza para resolver los tests planteados. Claro que siempre se puede argumentar que a un jugador lo que le interesa de su rival electrónico es como se desenvuelve en la arena de la partida y no en el laboratorio científico de los tests.
Por más vueltas que le demos, el Elo solamente es una dato más de la máquina, un valor que tiene su importancia pero que no debe hacernos olvidar sus otras características que nos pueden interesar de ella: belleza, comodidad de uso, el programador, alguna de sus opciones, su historia, rareza o simplemente el valor sentimental que nos puede provocar. ¿Hay algo más subjetivo que los sentimientos?